Una vez más, coincidiendo con el cambio de estación, La Gatera de la Villa, la primera revista digital sobre Madrid, publica un nuevo número, superando ya el medio centenar. Y de nuevo tenemos la ocasión de colaborar, llevando a sus páginas historias de un Madrid desaparecido, pero que muchos, algunos no tan veteranos, aún recordarán.
¿Quién no se ha visto, en algún momento, en la necesidad de habar con una persona que no se encuentra en el mismo lugar? En la actualidad basta con echar mano al bolsillo y usar uno de esos pequeños aparatos sin los que parece que no sabemos ya vivir. Sin embargo, no hace tanto tiempo que no existían, o no estaban al alcance de todos. En su lugar, prácticamente en cada esquina, había una cabina telefónica o un teléfono público, aparato con el que se solucionaba la papeleta a quien necesitaba dar algún recado a un familiar o a un amigo. Para el que no las conozca, aquí tiene una. Para saber más, no se lo piense y lea el artículo. Encontrará el enlace de descarga al final del artículo.
El madrileño de hace décadas podría encontrar alguna en Las Ventas, antigua zona fronteriza, en el antiguo camino a Alcalá, y hoy calle del mismo nombre, en la que terminaba el Madrid de antaño. En nuestra sección El Madrid… de anteayer hacemos un nuevo viaje en el tiempo, paseando por este barrio en los primeros años de la década de 1970. ¿Cuánto habrá cambiado? Venga con nosotros, y descúbralo.
No son estos los únicos contenidos de este nuevo número de La Gatera de la Villa. Conoceremos, de la mano de Julio real y de Cristóbal Coleto, la iglesia de San Torcuato, en Santorcaz, donde disfrutamos de la hospitalidad de Eloísa Buil, Primera Teniente de Alcalde y de Teresa Sánchez, historiadora y apasionada investigadora de la localidad, a quienes agradecemos su atención y amabilidad. También visitaremos, en otro viaje en el tiempo, la Exposición de Filipinas del Parque del Retiro, celebrada en 1887, con un guía excepcional, Enrique González Arguinsonis. Acompáñenos y disfrute de nuestra revista, de su revista, que no sólo es gratuita, sino que ilustra, entretiene y, además… es ecológica:
Cuaderno de un viajero inquieto 