Valladolid

Y saciamos las ganas de más

No hace mucho que tuvimos la ocasión de asistir a la presentación de la 269-324-0, acto incluido en la firma del acuerdo de colaboración entre Alsa Rail y las asociaciones de amigos del ferrocarril de Madrid, la AAFM, y de Zaragoza, la AZAFT. En nuestra crónica del evento, manifestábamos nuestras ganas de más, y poder viajar con Elena, nombre con el que se le ha bautizado, al frente del tren. No tardó en cumplirse el deseo y, el pasado 18 de junio, la flamante «Japonesa» estaba al frente del llamado Tren Tierras de Castilla, rumbo a Medina del Campo. Por supuesto, allí estuvimos.

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Pueblos que fueron: Puente Duero

Tuvo ayuntamiento y elegía a sus alcaldes, pero nunca tuvo su propio municipio. Debe su nombre a una colosal estructura y a un importante río. Hoy, Cuaderno de un viajero inquieto, visita Puente Duero, un pueblo que nunca lo fue, y que dejó de serlo, definitivamente, mediado ya el siglo XX.

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Por el Canal de Castilla. De La Overuela a Valladolid

Recorrer la ingente obra de ingeniería que es el Canal de Castilla supone una experiencia apasionante. Conocer sus esclusas, sus puentes y los pueblos que atraviesa es una experiencia que no se puede olvidar con facilidad. Hoy nos acercamos hasta Valladolid, para caminar, sin prisas, los últimos kilómetros de esta obra impresionante, el final del Canal del Sur, uno de sus tres ramales, entre el barrio de La Overuela y la propia capital castellano-leonesa, un corto recorrido no exento de sorpresas. Nos encontramos en las cercanías de La Overuela, junto a un meandro del río Pisuerga, un lugar en el que la Historia quiso dejar su huella. Aquí existió un palacio real en el que, según afirma la tradición, el Alfonso X comenzó la redacción de Las Siete Partidas. Siempre defensores del transporte público, nos dirigimos hasta este barrio pucelano en el número 24 de la red de autobuses urbanos de Valladolid. Quien quiera ahorrarse el tramo a La Overuela pude hacerlo apeándose en la parada 771 (Calle de Los Títulos, esquina a Guindal).

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Las mirillas de la calle de Toledo.

Pasear por el centro histórico de Madrid, como ocurre en cualquier ciudad de cierta antigüedad, supone encontrar vestigios de épocas pasadas que habitualmente nos pasan desapercibidas por el vertiginoso ritmo de vida que nos hemos impuesto en nuestra época. Uno de estos restos los podemos encontrar en la calle de Toledo y, para verlos, sólo hay que mirar al techo de los soportales que se abren al inicio de dicha calle, junto a la Plaza Mayor. (más…)