De tren a tren… y con ganas de más

Poco imaginábamos el viernes, al descender la rampa de la primera planta de la estación de Madrid-Puerta de Atocha, que el fin de semana iba a girar en torno al ferrocarril. Bueno, si lo imaginábamos, ya que el motivo del viaje era el Tren Azul de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y del Tranvía (AZAFT), pero no pensábamos que iba a rematarse del modo en que lo hizo. De un tren histórico, saltamos a otro, y, como reza el titular, con ganas de más.

Estábamos camino de Teruel, sentados en el magnífico coche salón ministerial ZZ-1601, conservado por AZAFT, con las vías del Ferrocarril Central de Aragón ante nuestra vista, un mensaje nos alerta. Al día siguiente, la madrileña estación de Príncipe Pío sería el escenario de un acto a tres bandas, entre Alsa Rail, la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid (AAFM) y la AZAFT. El enigmático contenido del mensaje hablaba de una sorpresa, dejando la miel en los labios de los aficionados. No lo dudamos un instante. Allí estaríamos.

Tocó hacer un esfuerzo al día siguiente y, a bordo de un madrugador OuiGo, nos pusimos rumbo a Madrid, Una vez en Atocha, y ya que estábamos metidos en harina, seguimos sobre las vías y nos encaminamos hacia la estación de Cercanías. Una UT450 nos recogería y, a través de los enlaces ferroviarios, nos llevaría hasta la antigua estación del Norte. ¡Sí, había otras opciones, pero nos apetecía ir de ese modo!

Ya en Príncipe Pío, después de saludar a amigos y conocidos de otros viajes, dos coches del Tren de los 80 de la AAFM, con la 269.413.1 «Patricia», de Alsa al frente, entraba en la mencionada vía 7. Por fin se desvelaría la sorpresa que nos había congregado allí. En cola, flamante e impoluta, estaba la 269-401-6, comprada y restaurada por Alsa, que recuperaba su esquema de pintura «mil rayas» y su matrícula original, 269-324-0. Las frases «impecable», «está preciosa» o «que bonita ha quedado» no dejaban de oírse entre los congregados.

A bordo del coche cafetería del tren, el BBR-9805 (ex BR4t-9.805), fuimos testigos de la firma del acuerdo de colaboración entre Alsa Rail y las dos asociaciones, cuyos isologos decoran los laterales de la locomotora presentada el domingo. Una vez terminado el acto, y descubiertos los logos de ambos, quedaba la guinda del pastel. La flamante locomotora, bautizada como «Elena», remolcaría al Tren de los 80 hasta Chamartín, haciendo el sentido inverso al del Cercanías que nos llevó hasta allí. En la misma vía, pacientes, descansaba uno de los coches del Tren de Felipe II junto a la locomotora 2148, también de Alsa, testigos de excepción del acto que tenía lugar junto a ellos.

Cómodamente sentado en una butaca de 2ª clase del 9805, cuyo espacio comparte con la cafetería, disfrutamos de la suave tracción de la «Japonesa», quien no dejaba de hacer sonar su bocina ante las legiones de aficionados que, dispersos a lo largo del recorrido, inmortalizaban aquel histórico viaje. Tampoco faltaban los viajeros de los Cercanías, quienes miraban asombrados al tren que circulaba ante ellos. Los más mayores, seguro que con nostalgia. Los más jóvenes… a saber qué pensarían.

Ya en Chamartín, muchos permanecimos en los andenes, esperando la salida del tren, ya vacío de pasajeros, de regreso a su depósito. Después de un fin de semana ferroviario, saltando de tren en tren, nos quedamos con ganas de más. Esperamos no tardar en ver a «Elena» de nuevo en la vía.

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